En las grandes celebraciones, como una boda o una cena de empresa, resulta normal ofrecer a los comensales una extensa gama de platos con los que saciar su apetito mientras disfrutan de una buena compañía. Platos que deben ir, además, acompañados de la adecuada cubertería y cristalería. Al ser tantas las comidas que se presentan, es lógico que los comensales se encuentren con un gran número de copas y vasos. Lo más común es dejar en la mesa la copa destinada al agua, caracterizada por estar ligeramente abombada; una copa de vino, algo más ancha; y una copa de champán, que suele ser larga y corta de pie. Aunque también podemos encontrarnos otro tipo de cristalería para hostelería, como una copa de vino blanco si en el menú hay pescado o una copa de licor para finalizar el banquete. Quizás entre la mayoría de los invitados al banquete de una boda haya la suficiente confianza como para olvidar las normas de etiqueta a la hora de comer. En una cena de empresa, sin emb